Para editar un video hay que verlo muchas, muchas veces. Y mientras trabajaba en él y lo veía, y lo veía, no podía dejar de pensar en que daría lo que fuera por estar ahí cuando Tomás lo vea cuando tenga, no se… ocho años.
Me imagino su cara, de asombro, de satisfacción. Me imagino también las caras de Verónica y Gastón, de felicidad pura por haberle regalado un recuerdo como este.
En mis sesiones de embarazo siempre trabajo fundamentalmente para el niño por nacer, para el bebé: porque es su historia la que estamos contando